viernes, 17 de febrero de 2012

Bea Flora: Eróticamente cercana

¿Hay algo más erótico que lo cercano? Probablemente no, aunque en cuanto a líbido no haya nada escrito. Eso mismo debieron pensar los responsables de una conocida revista masculina, que celebra anualmente un concurso que encumbra a la chica más sexy de cuantas se presentan a un concurso no profesional denominado "vecinitas". Sin duda la célebre "girl next door", que dicen los angloparlantes, es la responsable de la mayoría de nuestros sueños eróticos, y quienes mueven los hilos en este negocio son muy conscientes de ello. Esa vecina con la que apenas intercambiamos una palabra, pero cuyo escote recorremos detenidamente cada vez que coincidimos en el ascensor. Ese erotismo de barrio, alejado del glamour de las revistas y del cine made in America, es el que levanta nuestras pasiones; la naturalidad y la verdad que irradian esas mujeres es erotismo en estado puro, sin adulterar. Hoy quería abrir la puerta de este humilde blog para dejar entrar a una mujer de verdad, una señorita que perfectamente podría ser tu vecina, y a la que estarías encantado de ofrecerle un puñadito de sal en caso de que la necesitase, entre vecinos hay que ayudarse, ya se sabe.




Bea Flora es una mujer rotunda, una hembra de armas tomar que hace de la voluptuosidad un arte. Sus enormes tetas son la verdad absoluta, una muestra de que la naturaleza es sabia y al mismo tiempo caprichosa, sin duda son dos razones más que contundentes para odiar la silicona de por vida. Nuestra adorable polaca no necesita Photoshop, ese es un truco de impostores y tramposos, es el fraude del erotismo, la decadencia de la sensualidad. Quienes adoramos los cuerpos naturales y las personas auténticas tenemos en mujeres como Bea Flora todo un referente, una diosa a la que venerar. El despliegue carnal de Bea llega a ser en determinados momentos una oda a la belleza del cuerpo femenino, a la rotundidad de las formas de la mujer, un canto a la libertad. Me encanta la manera en que Bea sostiene sus increibles tetas, encuentro en ello algo místico, espiritual; como si de una deidad pagana se tratase, Bea nos presenta sus atributos, ofreciéndonos una visión celestial que nos librará de todo mal a través del disfrute carnal, amén.


Pero lo que más me gusta de Bea Flora, aquello que me resulta más erótico, es la sensación de inmediatez y de espontaneidad que destilan sus fotografías y sus videos. Bea Flora no es una estrella ni pretende serlo, a pesar de ser sobradamente conocida. La reina polaca confiere a sus apariciones un aire de improvisación y de amateurismo totalmente alejado de las poses artificiosas que envuelven al negocio del erotismo. Esa cercanía es la que convierte a Bea Flora en una mujer diferente, la que le hace destacar frente a otras mujeres, tal vez más bellas o mejor dotadas pero menos auténticas. Espero que esta brevísima selección de imágenes os sirva para conocer mejor a esta espectacular mujer, para que no os la perdáis en todo su esplendor, he seleccionado también un video, un magnífico documento audiovisual en el que Bea Flora despliega todos sus encantos y que culmina con un impagable tren de lavado; quienes seguís este blog ya sabéis a lo que me refiero... Saludos, tetadictos.






Bea Flora in red bikini por Patrick2289

jueves, 26 de enero de 2012

Relatos breves pero intensos: 2- El contacto

La noche empezaba a cerrarse cada vez más, haciendo verdaderamente difícil la conducción. Había salido temprano pero una tonta avería en el motor del coche hizo que me retrasara más de lo debido; ese maldito contratiempo me obligaba a pasar parte de la noche en ruta, y yo odio conducir de noche. Juro que en algunos tramos apenas era capaz de ver la carretera, los faros de mi viejo vehículo no daban para más. Puse la radio bien alta para intentar burlar al inevitable sueño, me escocían los ojos de tanto hacer fuerza para que no se me cerrasen. Si conseguía conducir durante dos horas más llegaría a mi cita con el director de aquella empresa de rollos de papel higiénico, nos jugábamos una buena pasta, aquel era un buen cliente y mi jefe me había colgado el marrón de cerrar aquel negocio, no podía fallar. De repente llegué a una recta muy larga, uno de esos tramos de carretera que parecen no tener fin, la radio empezó a fallar, las interferencias ganaban intensidad conforme avanzaba más metros. Bajé la cabeza para intentar ajustar el dial y entonces tuvo lugar el golpe, un tremendo estruendo seguido de una enorme confusión. Tras unos instantes de aturdimiento conseguí levantar la cabeza y fijar la vista, vi mucho humo y decidí salir pitando del coche, temía que fuese a estallar. Al poner el pie fuera del vehículo me di cuenta de que no estaba en la carretera, debía haberme salido de la calzada cuando intenté ajustar la radio y había ido a topar contra un árbol enorme. No tenía cobertura en el móvil, hacía frío y me dolía todo el cuerpo. En ese instante un fogonazo lo iluminó todo, un haz de luz realmente potente, cegador. Vi una forma esférica, de unos veinte metros de diámetro, era un extraño vehículo, pronto distinguí una silueta en su interior que se aproximaba lentamente hacia mí, parecía el cuerpo de una mujer. Cuando se situó frente a mí el haz de luz rebajó su intensidad, dejándome contemplar un espectacular cuerpo femenino, una mujer de unos treinta años de edad vestida únicamente con un bikini dorado.


"Terrícola, da un paso al frente", me dijo con voz firme, atenazado por el miedo obedecí su orden. Sin duda alguna era una mujer increíble, no sólo se burlaba de aquella noche invernal vistiendo un minúsculo bikini, sino que además era realmente bella, un rostro angelical acompañado de un cuerpo de infarto, un cuerpo en el que destacaban dos maravillosas tetas que, obviamente, no eran de este mundo. "Acabas de entrometerte en nuestros planes, miserable sabandija, había camuflado la nave en este bosque utilizando nuestras avanzadas técnicas miméticas y tú te has ido a estrellar contra ella, ahora me llevará un tiempo reparar mi vehículo hipersónico", en ese instante me temí lo peor, sentí lo mismo que cuando mi profesora de matemáticas me ridiculizaba delante de toda la clase. "Dígame qué puedo hacer para ayudarle, señorita, lamento mucho todo lo ocurrido y me encantaría ser de ayuda, siempre y cuando su causa sea noble", señalé intentando solucionar el lío con mi labia de vendedor. "Mira patán, esta nave se alimenta de fluídos orgánicos, no necesitamos combustibles como vosotros los humanos, así que cuando haya reparado la avería necesitaré rellenar el depósito", apuntó educadamente mi querida extraterrestre. "¿Fluídos orgánicos? No entiendo cómo puedo ayudar, pero cuente conmigo, haré cuanto esté en mi mano. Yo también necesito continuar con mi viaje, si pudiese acercarme a mi destino en su nave me haría un gran favor. Apenas me quedan doscientos kilómteros, ¿qué es eso para una nave hipersónica?", le rogué encarecidamente. "Mmmmm, bien, estoy de acuerdo. Vigila la carretera, no es conveniente que nadie nos vea aquí, me llevará una hora arreglar el golpe, después necesitaré tu colaboración.", no me pareció mal trato, así que permanecí sentado en el arcén de aquella desierta carretera, tiritando mientras fumaba un cigarro tras otro. Trancurrida una hora la mujer misteriosa volvió a aparecer, algo había cambiado en su rostro, parecía más relajada y se diría que acariciaba lentamente su delantera mientras emitía sonoros gemidos.




Me froté los ojos para comprobar que realmente todo aquello no era producto de mi imaginación y me acerqué lentamente a aquella mujer sobrehumana. "No tengas miedo, rata humana, no te voy a hacer daño, más bien voy a darte el mayor placer que hayas tenido nunca", no sabía si era una proposición o una amenaza. "Pero ¿quién eres?, ¿qué quieres? y, sobre todo, ¿por qué estás tan buena?", le espeté con toda mi sinceridad; aquello le hizo reír. "Verás, insignificante ser, procedo de un planeta que está a dos millones de años luz de la Tierra, he hecho un viaje muy largo, no tengo nombre, en mi planeta no los usamos. Estoy aquí para estudiaros, no pretendemos haceros daño, sólo conoceros. En cuanto a mi aspecto físico te diré que somos parecidos a vuestras babosas y que no tenemos sexo, pero sabemos algo de vuestro comportamiento y conocemos vuestras debilidades, de modo que este es mi aspecto durante mi estancia en la Tierra, me alegra que te guste", por primera vez la vi sonreír. "Vaya, me dejas más tranquilo, y ahora dime, ¿cómo puedo ayudarte? antes dijiste algo de repostar...", no me dejó terminar la frase. "Necesito que extraigas mi fluído orgánico para alimentar el depósito de mi nave", aclaró. "¿Qué tipo de fluído, mocos?", indagué preocupado. "No imbécil, mis jugos sexuales", un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Sin haber terminado del todo su frase se abalanzó sobre mí, aplastando con fuerza sus enormes tetas contra mi cara; sin duda estas extraterrestres conocían nuestras debilidades, no había mentido. Un enorme pezón me rozó los labios y yo abrí mi boca para recibirlo, aquel apéndice, contento, se endureció y palpitó al contacto de mi lengua. La marciana deslizaba la mano por debajo de mi pantalón hasta toparse con la parte más dura de mi cuerpo en esos instantes, aquélla que también se alegraba mucho de verla, mis labios liberaron su pezón y nos fundimos en un húmedo beso. Confieso que disfruté con aquellas domingas, las chupé, las pellizqué, las mordí, me las puse en la cabeza a modo de boina, froté mi cara contra ellas, introduje mi rostro hasta las orejas en medio de aquel canal de lascivia y placer; en definitiva, agoté mi repertorio mamario con aquella Venus de las estrellas. Ella parecía gozar con mi pasión por sus pechos, notaba como su sexo, de apariencia humana, se humedecía cada vez que arremetía contra sus tetas en uno de mis feroces ataques sexuales. Finalmente decidí introducir mi pene en medio de aquellos senos galácticos y allí, en medio de aquella esponjosa calidez,  entregué mi néctar amatorio tras unos cuantos embates de mis doloridas caderas. No bien hube vaciado todo mi ser sobre sus tetas, noté cómo de su entrepierna brotaba un jugo espeso, un caldo que olía a vainilla y que ella, entre aparatosos estertores, se esforzó en vertir dentro de una botella. Exhausta, se desplomó y tardó unos segundios en recobrar el conocimiento, yo le di un beso y ella me devolvió una bofetada, "No me babosees, mamarracho, ahora necesito recuperarme", es todo cuanto me dijo.


Transcurrida una hora, durante la cual yo permanecí en silencio, dilucidando acerca de mi suerte y de cómo podía morir víctima de sofisticadas y avanzadas técnicas de tortura, la cachonda del espacio volvió en sí y recuperó su rictus rígido y amenazante, todo rastro de erotismo había desaparecido de su rostro. Eso sí, la extraña amazona galáctica cumplió escrupulosamente el trato, tras arreglar su nave me condujo a mi destino, al cual llegamos con tal celeridad que aún tuve tiempo de echar una cabezada. Al día siguiente estaba en un despacho intentando vender nuestros productos a aquel dóberman con corbata. Nada más entrar me preguntó por el viaje, sabía que me había merendado un buen puñado de kilómetros para llegar a su guarida, confundido todavía ante todo cuanto me había ocurrido, sólo acerté a decir: "¿el viaje? Movidito". Me volví a casa sin vender nada.   



Si quieres saber más de esta diosa del espacio exterior pincha aquí: http://www.bustymerilyn.com/

domingo, 8 de enero de 2012

El tren de lavado





Queridos y queridas, qué gran momento el de la ducha matinal ¿verdad? Hoy me he levantado y, como acostumbro a hacer todos los días, he tomado una maravillosa ducha, una lluvia purificadora que me ha despojado de todas las impurezas acumuladas en mis escasas, pero amenas, horas de sueño. Y justo ha sido entonces cuando he recordado uno de mis momentos mamarios favoritos, un momento que quiero compartir con todos vosotros, y sobre todo con vosotras, un instante mágico al que denomino: El tren de lavado. Hace mucho tiempo vi una película de esas que llaman para adultos, nada, mera curiosidad científica, y me di de bruces con una imagen que me trastornó. Un tipo llevaba su vehículo a lavar a una gasolinera, y lejos de encontrarse con ese armatoste compuesto por rodillos y que escupe jabonosos chorros de agua, se encontró con dos voluptuosas señoritas que le aguardaban sonrientes. Al llegar el coche a la altura de las muchachas, éstas se abalanzaron sobre él utilizando su cuerpo como bayeta. Sus escuetas camisetas se  mojaron al instante, dejando adivinar las formas de sus tetas y el tamaño de las areolas de sus pezones, instantes después las alegres limpiadoras se despojaron de sus minúsculas prendas, fue entonces cuando tuvo lugar la epifanía. Ahí estaba: una teta apoyada sobre el cristal del coche, un seno apretado con fuerza contra una superficie transparente, dando como resultado una imagen deformada que agigantaba aquella pechuga, proporcionándole un contorno de una redondez perfecta, aquello se iba a marcar a fuego en mi subsconciente; desde entonces soy un adicto a los trenes de lavado. Pero no nos engañemos, esta escena que acabo de relatar no te va a ocurrir nunca en la vida real, amigo, sin embargo, puedes emular el efecto tren de lavado con tu chica, para ello sólo necesitas una mampara de ducha; ay, la ducha, qué momento...













Sí, basta un poco de inspiración y de imaginación para vivir un momento mágico como éste. Las tetas pegadas con fuerza en el cristal de la mampara, logrando un efecto de alto voltaje erótico. Siempre he sido un hombre de letras, pero reconozco que la óptica es capaz de hacer magia en este caso, creando una ilusión óptica que me vuelve realmente loco. Las tetas medianas parecen enormes gracias a este efecto, los pechos caídos recuperan la rigidez de antaño, la piel es tersa y sin estrías, los pezones aumentan; todo es genial. Si no se te levanta con un buen tren de lavado, amigo, tienes un verdadero problema. Me gusta también estar al otro lado y palpar el frío cristal, esa imposibilidad de tocar la carne de mi compañera me mata de placer, me pone más y más cachondo. Por supuesto, si lo vuestro son los culos, también se puede poner en práctica un tren de lavado anal, pero sinceramente creo que los resultados nunca serán tan espectaculares como los logrados con un buen apretón de tetas en el cristal. Sirvan de ejemplo estas imágenes.



Verdaderamente deliciosas ¿no os parece? Personalmente, opino que el tren de lavado es mejor que una Viagra, es infalible. De hecho, si me disculpáis, tengo que dejaros, he de ir el baño, y esta vez no es para asearme. Besos en los pezones.  

miércoles, 4 de enero de 2012

Relatos breves pero intensos: 1- A golpes


Había bebido más de la cuenta, lo cual no era una novedad. Recuerdo que estuvimos cruzando miraditas en la barra, su cabello moreno me llamó la atención, su sonrisa me paralizó y sus enormes tetas me pusieron alerta. Siempre me han atraído las mujeres bien dotadas, enloquezco con los pechos enormes, aquellos que son capaces de cubrir toda mi cara, de cortarme la respiración. Ella se dio cuenta enseguida de que mis ojos se habían posado en su escote, se me veían las ideas. Con un gesto le indiqué al camarero que le pusiese una copa,  "lo que esté tomando", le dije. Ella levantó su bebida y me guiñó un ojo. Me acerqué y entablamos conversación, me ahorraré los detalles. En apenas media hora estábamos saliendo de aquel tugurio, dando tumbos y agarrados del brazo. Tuve una erección instantánea en cuanto mi brazo rozó uno de sus senos, soy de gatillo fácil, ella lo notó enseguida y estalló en una grotesca carcajada. Era tremendamente guapa, si conseguías levantar la mirada de aquel exuberante balcón del amor te encontrabas con unos labios carnosos, una nariz recta y fina y unos enormes ojos negros, se llamaba Katia, es todo cuanto recuerdo.


Llegamos a su casa y me invitó a subir; "sólo una copa más", me advirtió. Para entonces mi bragueta era un verdadero tren expreso, voraz y humeante. Soy incapaz de entender cómo pude subir los peldaños que conducían a su puerta, era una casa antigua, sin ascensor. Abrió la pesada puerta, "ponte cómodo", me sugirió, en un arrebato de sincera locura me quedé en calzoncillos, ella volvió a carcajearse. Desapareció unos instantes, recuerdo que me parecieron una eternidad, cuando empezaba a quedarme dormido apareció con dos gin tonics y un cigarrillo en los labios. Se sentó a mi lado, me sentí diminuto y ridículo, "eres muy tímido", me susurró, "¿te gustan las tetas, las tetas grandes y jugosas?", continuó, de repente un abrasador fuego recorrió mis mejillas. Introdujo la mano en el sosten y burlando la ley de la gravedad dejó escapar una teta de enormes dimensiones, tomó una de mis manos y la colocó sobre ella, "¿qué te parece esta teta, está bien?, creo que no pude contestar a esa pregunta retórica, es obvio que se respondía por sí misma. Fue entonces cuando se levantó, la vi de nuevo enorme, como una diosa clásica, Diana cazadora en busca de alimento carnal. Apagó una de las luces, corrió las cortinas y se detuvo frente a mí, deslizó de nuevo una mano por su escote liberando a la hermanita de su otra teta. Se acercó despacio, hasta que la tuve a escasos diez centímetros de mí, fue entonces cuando me empujó hacia atrás impidiendo que me levantara. Pensé que se trataba de un juego erótico y me relajé, ella se inclinó mostrándome la mejor perspectiva que he tenido en mi vida de un cuerpo femenino. Aquellas tetas colgaban como gigantescas bolsas de agua caliente, podía ver las venitas azules, el contorno de los pezones, podía incluso sentir el suave chasquido que emitían cuando se golpeaban la una con la otra. Ella dio un paso adelante, se colocó sobre mí y entonces ocurrió.


Su tórax trazó un giro rápido, casi no pude percibirlo, se oyó como se recolocaban todas sus vértebras y entonces se abalanzó violentamente sobre mí, propinándome un tetazo de proporciones bíblicas. Fruto del consumo de alcohol y del inesperado golpe perdí el conocimiento, soy incapaz de recordar nada más. La siguiente imagen que me viene a la mente tiene lugar en un callejón, me veo a mi mismo entre unos cubos de basura, parece que unos críos me vieron ahí tirado y en lugar de ayudarme me pintaron un bigote estilo daliniano; también recuerdo mis brazos llenos de símbolos fálicos y frases obscenas, no voy a entrar en detalles, pero sepa usted que me llevó un par de horas borrar todo aquello de mi cuerpo. Me incorporé como pude y me dispuse a tomar un taxi, necesitaba llegar a casa, no vivo muy lejos de allí pero debía mantener mi dignidad intacta, no podía pasearme así por el vecindario. Eché mano a mi cartera y me di cuenta de que no estaba en su sitio, busqué y rebusqué pero no la encontré. Sí que encontré una nota en mi bolsillo, estaba escrita con un rotulador rojo y decía lo siguiente: "Gracias por todo, espero que sepas disculparme, pero me violenta enormemente que me miren a las tetas en lugar de a los ojos. Te tomo prestada la cartera y los calzoncillos, así te compras unos nuevos, los cuadros ya están pasados. Besos. Katia.". Y eso es todo agente, no puedo contarle mucho más, necesito que la encuentren, quiero volver a mirarle el escote.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Merry Titmas


Problemas personales (nada grave, no os preocupéis) me mantienen alejado de vosotros, pero he conseguido sacar un ratito libre para desearos una Feliz Navidad y un próspero año nuevo. Que en el 2012 se cumplan todos vuestros sueños... húmedos. Espero estar pronto de vuelta para seguir alegrándonos la vista con aquello que tanto nos gusta: ¡LAS TETAS! Gracias a todos, que tengáis unas felices fiestas. Un beso en los pezones, chicas.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

¡Hola! Sí, tú, participa y diviértete.


Hola de nuevo, tetadictos. Hoy quiero lanzar una llamada de socorro a las visitantes de este blog, que sé que las hay y muchas. Participad en La forma perfecta enviando vuestras fotos y vídeos, por favor, este blog nació pensando en vosotras, y yo sería enormemente feliz de contar con vuestro beneplácito y vuestra colaboración. Enviad vuestras colaboraciones a tetadicto@gmail.com el correo oficial de este blog; como siempre suelo recomendar, intentad que sean imágenes de una calidad aceptable y de buen gusto, ya sabéis que éste no es un blog porno, respetamos el porno pero no es nuestro rollo, nos gusta la provocación y la picardía, seguro que vosotras sabéis perfectamente a lo que me refiero. Haced como la señorita de esta foto que he encontrado en la red, que no sólo hace gala de una excelente potencia mamaria, sino que también demuestra un exquisito gusto musical, ya que en las paredes de su habitación se puede ver la portada del gran disco de los Pixies "Surfer Rosa". Pero aquí no vamos a hablar de música, vamos a hablar de tetas, nuestra gran pasión, y lo vamos a hacer divirtiéndonos, pasándolo bien desde el respeto y la complicidad. Si hay una protagonista en este blog, ésa eres tú, querida amiga, tú tienes eso que tanto nos gusta, y sólo tú puedes hacernmos felices compartiendo tu secreto con todos nosotros. ¿Nunca has tenido la necesidad de mostrar al mundo tus encantos, nunca te ha dado morbo sentirte observada, nunca te ha gustado jugar a la seducción, nunca te ha gustado sentirte deseada? Si has respondido negativamente a todas estas preguntas, puedes buscar otro blog, hay miles ahí fuera, pero si has contestado afirmativamente a solo una de ellas, bienvenida, ésta es tu casa, pasa y preséntate, estamos deseosos de conocerte. Os necesitamos, chicas. Un beso en los pezones.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Gianna Michaels: La sonrisa provocadora

Gianna Michaels es una de las modelos y acrtrices porno más conocidas de la escena internacional. Realmente me ha costado encontrar fotos o videos en los que no se viesen escenas más subidas de tono de lo que yo pretendía, y es que éste no es un blog de porno, sino más bien un blog al que le gusta provocar, sugerir, erotizar, pero no mostrar sexo explícito. Gianna es muy explícita, es, probablemente, esa compañera de clase que en el instituto fue la primera en probar las mieles del sexo, mientras los demás nos escondíamos atemorizados de los placeres de la carne.


Y es que ella es toda carne, toda placer, toda pecado. Gianna tiene dos armas infalibles, y no me refiero a sus pechos naturales, sino a su mirada y  a su sonrisa, capaces de provocar una erección a un mormón. Hay pocas miradas tan provocadoras y tan pícaras como la de Gianna, una mujer que disfruta de su cuerpo, una mujer que se sabe libre para hacer lo que le plazca, se asuste quien se asuste.



Gianna, que empezó trabajando como recepcionista, ha alcanzado la cima de su profesión, convirtiéndose en una de las actrices más solicitadas, una de las que nunca falla. Me encanta ver fotografías de Gianna, y vídeos, me gusta oirla hablar, ver cómo se mueve, aunque tenga que aguantar soporíferos primeros planos de genitales y fuertes escenas de sexo, lo que me gusta es parar la imagen cuando ella mira a la cámara e imaginar que soy yo el destinatario de esa mirada. Te quiero Gianna.






Gianna Michaels - Think Pink por HasslineX


Más sobre Gianna en su web oficial: http://www.giannamichaelsonline.com/