miércoles, 4 de enero de 2012

Relatos breves pero intensos: 1- A golpes


Había bebido más de la cuenta, lo cual no era una novedad. Recuerdo que estuvimos cruzando miraditas en la barra, su cabello moreno me llamó la atención, su sonrisa me paralizó y sus enormes tetas me pusieron alerta. Siempre me han atraído las mujeres bien dotadas, enloquezco con los pechos enormes, aquellos que son capaces de cubrir toda mi cara, de cortarme la respiración. Ella se dio cuenta enseguida de que mis ojos se habían posado en su escote, se me veían las ideas. Con un gesto le indiqué al camarero que le pusiese una copa,  "lo que esté tomando", le dije. Ella levantó su bebida y me guiñó un ojo. Me acerqué y entablamos conversación, me ahorraré los detalles. En apenas media hora estábamos saliendo de aquel tugurio, dando tumbos y agarrados del brazo. Tuve una erección instantánea en cuanto mi brazo rozó uno de sus senos, soy de gatillo fácil, ella lo notó enseguida y estalló en una grotesca carcajada. Era tremendamente guapa, si conseguías levantar la mirada de aquel exuberante balcón del amor te encontrabas con unos labios carnosos, una nariz recta y fina y unos enormes ojos negros, se llamaba Katia, es todo cuanto recuerdo.


Llegamos a su casa y me invitó a subir; "sólo una copa más", me advirtió. Para entonces mi bragueta era un verdadero tren expreso, voraz y humeante. Soy incapaz de entender cómo pude subir los peldaños que conducían a su puerta, era una casa antigua, sin ascensor. Abrió la pesada puerta, "ponte cómodo", me sugirió, en un arrebato de sincera locura me quedé en calzoncillos, ella volvió a carcajearse. Desapareció unos instantes, recuerdo que me parecieron una eternidad, cuando empezaba a quedarme dormido apareció con dos gin tonics y un cigarrillo en los labios. Se sentó a mi lado, me sentí diminuto y ridículo, "eres muy tímido", me susurró, "¿te gustan las tetas, las tetas grandes y jugosas?", continuó, de repente un abrasador fuego recorrió mis mejillas. Introdujo la mano en el sosten y burlando la ley de la gravedad dejó escapar una teta de enormes dimensiones, tomó una de mis manos y la colocó sobre ella, "¿qué te parece esta teta, está bien?, creo que no pude contestar a esa pregunta retórica, es obvio que se respondía por sí misma. Fue entonces cuando se levantó, la vi de nuevo enorme, como una diosa clásica, Diana cazadora en busca de alimento carnal. Apagó una de las luces, corrió las cortinas y se detuvo frente a mí, deslizó de nuevo una mano por su escote liberando a la hermanita de su otra teta. Se acercó despacio, hasta que la tuve a escasos diez centímetros de mí, fue entonces cuando me empujó hacia atrás impidiendo que me levantara. Pensé que se trataba de un juego erótico y me relajé, ella se inclinó mostrándome la mejor perspectiva que he tenido en mi vida de un cuerpo femenino. Aquellas tetas colgaban como gigantescas bolsas de agua caliente, podía ver las venitas azules, el contorno de los pezones, podía incluso sentir el suave chasquido que emitían cuando se golpeaban la una con la otra. Ella dio un paso adelante, se colocó sobre mí y entonces ocurrió.


Su tórax trazó un giro rápido, casi no pude percibirlo, se oyó como se recolocaban todas sus vértebras y entonces se abalanzó violentamente sobre mí, propinándome un tetazo de proporciones bíblicas. Fruto del consumo de alcohol y del inesperado golpe perdí el conocimiento, soy incapaz de recordar nada más. La siguiente imagen que me viene a la mente tiene lugar en un callejón, me veo a mi mismo entre unos cubos de basura, parece que unos críos me vieron ahí tirado y en lugar de ayudarme me pintaron un bigote estilo daliniano; también recuerdo mis brazos llenos de símbolos fálicos y frases obscenas, no voy a entrar en detalles, pero sepa usted que me llevó un par de horas borrar todo aquello de mi cuerpo. Me incorporé como pude y me dispuse a tomar un taxi, necesitaba llegar a casa, no vivo muy lejos de allí pero debía mantener mi dignidad intacta, no podía pasearme así por el vecindario. Eché mano a mi cartera y me di cuenta de que no estaba en su sitio, busqué y rebusqué pero no la encontré. Sí que encontré una nota en mi bolsillo, estaba escrita con un rotulador rojo y decía lo siguiente: "Gracias por todo, espero que sepas disculparme, pero me violenta enormemente que me miren a las tetas en lugar de a los ojos. Te tomo prestada la cartera y los calzoncillos, así te compras unos nuevos, los cuadros ya están pasados. Besos. Katia.". Y eso es todo agente, no puedo contarle mucho más, necesito que la encuentren, quiero volver a mirarle el escote.

1 comentario:

  1. Increibles tetas, por dios que buena pagina, Creo que la guardaré como favoritos para toda la eternidad :P

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